Delicioso olor, bajo mantenimiento y bellas flores… ¡Ya sabes que se trata de las lavandas!

La lavanda se ha popularizado como más que una planta solamente decorativa. Sus flotación que no para todo el año, su inconfundible fragancia y los beneficios relajantes que tienen sus aceites la hacen una planta única. La lavanda es una planta de origen mediterraneo, es ideal para exteriores y con muy pocos cuidados podrás tenerla en casa
En este artículo, te explicamos lo sencillo que es tenerla en casa:
Cuidados Básicos
- Luz
La lavanda es una planta que necesita mucha luz solar directa. En su hábitat natural mediterráneo, crece bajo el sol pleno, por lo que es recomendable que reciba al menos 6-8 horas de luz solar directa al día.
- Riego
La lavanda es bastante resistente a la sequía, por lo que es ideal regarla cuando la capa superior del suelo esté completamente seca, aproximadamente una vez a la semana en exteriores y evitar encharcamientos para no dañar las raíces.
- Humedad ambiental
Por su origen mediterráneo, no toleran bien la humedad alta. Si quieres tener lavandas, procura tenerlas en áreas con muy buena ventilación.
- Sustrato
La lavanda necesita un sustrato bien drenado. Una mezcla de tierra negra con alguna arena gruesa o tezontle cumplirá con las necesidades requeridas.
- Nutrición
La lavanda es una planta de bajo mantenimiento en cuanto a nutrientes, pero una fertilización ligera durante la etapa de crecimiento (primavera-verano) puede darle un buen impulso y promover su floración.
Problemas Comunes
Aunque la lavanda es una planta resistente, puede enfrentar algunos problemas, especialmente cuando las condiciones no son las ideales.
1. Plagas
Entre las plagas más comunes que pueden afectar a la lavanda se encuentran:
- Los pulgones: Estos pequeños insectos se alimentan de la savia de las plantas y pueden hacer que las hojas se deformen o amarilleen. Puedes eliminarlos usando Aceite de Neem.
- Araña roja: Aparece en condiciones de sequedad extrema. Si notas pequeñas telarañas y manchas en las hojas, puedes aumentar ligeramente la humedad y usar Aceite Knock out para derribarlas.
Enfermedades
Las enfermedades relacionadas con las lavandas la mayoría de las veces por un mal riego, el encharcamiento del suelo puede causar que las raíces se pudran, manifestándose en un crecimiento pobre o el amarillamiento de la planta. La clave es siempre plantar la lavanda en suelos bien drenados y regar con una frecuencia adecuada.
Además, el exceso de húmedad puede propiciar la aparición de hongos como el moho gris. Para prevenirlo, asegúrate de que la planta tenga buena circulación de aire.
Otros problemas comunes
- Falta de floración: Si tu lavanda no está floreciendo, puede deberse a la falta de luz solar o una nutrición deficiente. Recuerda que necesita muchas horas de sol y fertilización moderada. Puedes usar Embellece tu planta para ayudarle a promover la floración y que está permanezca más tiempo.
- Crecimiento desordenado: La poda regular ayuda a que la lavanda mantenga su forma compacta. Si la planta se estira demasiado o pierde densidad, es probable que necesite más luz o poda.
La lavanda es una planta ideal para cualquier tipo de jardín o terraza, gracias a su facilidad de cuidado, sus llamativas flores y su aroma inconfundible. Con la luz adecuada, riego controlado y un buen drenaje, tendrás una lavanda saludable y llena de flores que puede alegrar cualquier rincón. ¡No dudes en agregarla a tu hogar!
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